martes, 11 de octubre de 2011

TRAMPAS PELIGROSAS UN ESCRITO DE FABIO GADEA MANTILLA.

Trampas peligrosas

Querida Nicaragua: Dicen que los pueblos pueden estallar como los volcanes cuando se les cierran todos los caminos que conducen hacia la democracia, la legalidad, la tranquilidad y la paz social.
Es, según el decir popular, como cuando se hierve agua en un recipiente al que se le taponea la boca. El agua hirviendo no tiene salida y entonces el artefacto estalla produciendo un desastre en la cocina.

Nuestra historia está llena de situaciones en las cuales se le ha negado al pueblo su derecho a elegir gobernantes y se le ha impuesto un caudillo.

Unos más unos menos, los jefes de Estado y luego los presidentes desde el siglo antepasado, han padecido el síndrome del caudillismo.

Ni siquiera en los treinta años conservadores nos libramos de esto. Don Tomás Martínez se reeligió y unos años después, él y don Máximo Jerez intentaron derrocar al presidente don Fernando Guzmán. De manera que ni los treinta años conservadores se salvan del síndrome del cuartelazo, del levantamiento, del caudillaje.
Estamos en el siglo XXI y no hemos cambiado. Los procesos electorales siguen siendo aquí un verdadero problema, sucesión de leguleyadas para burlar la voluntad popular.

El caudillo de ahora ha destruido la institucionalidad de la nación. Domina los poderes judicial, electoral, casi el legislativo, la Contraloría, la Fiscalía, etc.


Solo quedan la Policía Nacional, y el prestigioso Ejército Nacional. Este último es una institución que prestigia a Nicaragua. Los civiles no hemos podido resguardar la institucionalidad de la nación. Han sido los militares quienes han logrado formar un órgano perfectamente institucionalizado y prestigioso que debería ser modelo para los poderes del Estado.

A pocos días de las elecciones aquí hay ofensas, rumores, mentiras, zancadillas, leguleyadas, amenazas de inhibiciones, estorbos para la debida observación electoral, muestras claras de que se está preparando un fraude.


Se pretende burlar la voluntad popular, arrebatarle al pueblo su derecho a elegir libremente, se taponean los caminos que conducen hacia unas elecciones limpias, se impide el juego democrático. Estamos repitiendo la historia de los siglos pasados. Los mismos caudillos con diferentes nombres, los gamonales que quieren entronizarse en el poder. Los mismos que hacen que los pueblos estallen y produzcan a los Sandinos, a los Benjamín Zeledón, a los Rigobertos. Son tan ciegos que ni siquiera examinan la historia para aprender del pasado y forjar un país diferente. Su ambición los hace pasar por encima de las leyes.
Es hora de abrir caminos, hora de propiciar que el pueblo pueda escoger libremente. Lo contrario es sumamente peligroso, porque los pueblos buscan otro tipo de salidas que a nadie convienen y que producen sufrimientos y angustias.

Los responsables de lo que pueda ocurrir son aquellos que cínicamente se burlan de las leyes, los que cambian los códigos y las reglas del juego a última hora, los que creen que tienen patente de corso para jugar con los intereses sagrados de la patria.
Esos serán los responsables de lo que pueda pasar cuando el pueblo se sienta burlado, engañado, herido, traicionado. Es hora de una seria reflexión. Todo por el bien de la patria.

El autor es director general de Radio Corporación.

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