La frustración de las primarias

Opinion-La Prensa 29 de Julio 2010.

La realización de elecciones primarias para escoger candidatos unitarios de la oposición a la Presidencia de la República, la Asamblea Nacional y el Parlamento Centroamericano, parece ser un proyecto demasiado bueno como para que en la Nicaragua de hoy se pueda convertir en realidad .
Sin duda que algunos partidos y movimientos políticos democráticos que han participado en el esfuerzo por las primarias, lo han hecho de buena fe. Pero eso no ha sido suficiente para sostener este proyecto de modernización política desde abajo, que al parecer se ha frustrado irreparablemente al retirarse de su conducción la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH), el martes de esta semana.(27julio2010.)
Dice la CPDH que no puede responsabilizarse de conducir unas primarias en las que haya exclusión política y se impongan mecanismos restrictivos de la participación ciudadana. Se refiere expresamente a la exclusión de algunas organizaciones políticas, que quieren participar en las primarias pero no se les permite por razones o pretextos de rivalidad entre partidos, así como a la imposición de un padrón cerrado, o sea sólo de militantes y afiliados, que impediría la participación amplia de todos los ciudadanos que quisieran contribuir de esa manera a la defensa de la democracia y la construcción de la cultura democrática en Nicaragua.
En realidad, por su propia naturaleza la Comisión Permanente de Derechos Humanos opera en un ámbito sumamente delicado, como es la vigilancia del respeto a los derechos de todas las personas. De manera que no puede involucrarse en nada que contradiga esa misión, como tampoco puede arriesgarse a perder su prestigio y autoridad moral por avalar disputas por los cargos públicos y posiciones de poder y beneficio material, las cuales son propias de los partidos políticos pero ajenas a una organización cívica de servicio social como es la CPDH.
Ahora bien, independientemente de quién tenga la culpa de la suspensión o ruptura definitiva del proceso de preparación de las primarias, de todas maneras constituye un golpe a la esperanza de los ciudadanos nicaragüenses que aman la libertad, quieren la democracia y rechazan la restauración de la dictadura. La ciudadanía democrática quiere que se realicen las primarias, le interesa democratizar la nominación de los candidatos a los cargos de elección popular y que representen a la oposición unida en las próximas elecciones nacionales. Esto último, en el caso de que se pudiera lograr que tales elecciones sean libres, limpias, arbitradas por un Consejo Supremo Electoral confiable y observadas por personas y organismos calificados, nacionales e internacionales.
Es cierto que por sí solas las primarias no resuelven la gran contradicción entre el autoritarismo gubernamental y la democracia. Es verdad también que de nada serviría escoger los mejores candidatos posibles en las primarias, si al final las elecciones nacionales serán organizadas por los mismos funcionarios corruptos y enemigos de la democracia que controlan el Consejo Supremo Electoral. Sin embargo, las primarias, en el caso de que fuese posible realizarlas, tendrían un triple efecto positivo: primero, promoverían la participación política libre y democrática de los ciudadanos; segundo, permitirían organizar y movilizar las bases de los partidos para concienciar a la población en los valores de la libertad y la democracia; y tercero, facilitaría la nominación de candidatos unitarios de la oposición, que así podrían enfrentarse mejor a la monstruosa maquinaria electoral oficialista que se está preparando para las elecciones nacionales del próximo año.
Pero la realidad es que, como hemos dicho en ocasiones anteriores, para alcanzar sus objetivos Daniel Ortega no necesita ganar las batallas políticas. Le basta con que las pierda la oposición. Y la frustración de las primarias —que favorece sin duda los planes del orteguismo de instaurar y consolidar otra dictadura con las modalidades que exigen las nuevas circunstancias nacionales e internacionales—, es otra batalla que no está ganando Daniel Ortega sino que está perdiendo la oposición.
Se dice que la preparación de las primarias podría continuar con otro árbitro que no sea la CPDH. Tal vez sí o quizás no. De todas maneras la lucha del pueblo por la libertad, la democracia y la justicia institucional y social, tiene que continuar con primarias o sin ellas. Y sin duda que continuará, hasta lograr la victoria de la democracia sobre el autoritarismo y la dictadura de la nueva oligarquía, a pesar de la oposición, de sus debilidades, sus indecisiones y sus traiciones.

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