martes, 13 de julio de 2010

Primarias Para Cada Diputado

Como es bien sabido, las elecciones primarias son para que los miembros y simpatizantes de cada partido político o alianza electoral escojan directamente, mediante votación popular, a los candidatos que competirán en las elecciones de autoridades nacionales, regionales o municipales. O sea que son un mecanismo para ampliar la participación democrática de los ciudadanos.

Sin embargo las primarias no sólo tienen defensores sino también detractores, según sean las convicciones y las conveniencias de cada persona o grupo político. Lo que divide, sobre todo, las opiniones alrededor de las primarias es, por un lado, el interés de algunos en seleccionar desde arriba a los candidatos, y por otra parte, la aspiración de quienes quieren que los candidatos representen la voluntad y los intereses de los electores en nombre de los cuales después de ser elegidos van a gobernar, a legislar y a disfrutar los beneficios del poder.

Las ventajas de las primarias para la democracia son evidentes en todos los lugares donde se realizan, por ejemplo Estados Unidos y Honduras. En realidad, en el sistema democrático de gobierno, en el cual el pueblo es el titular del poder político pero no lo ejerce directamente, sino por medio de personas que son elegidas para desempeñar los cargos de gobierno y representación, el sufragio o voto de los ciudadanos es esencial. Resulta fácil comprender que la democracia es más vigorosa, cuando no sólo los titulares de los cargos públicos sino también los candidatos a ejercerlos, son elegidos directamente por los ciudadanos, en elecciones primarias.

Pero no sólo los candidatos a los cargos ejecutivos (presidente y vicepresidente de la república), deben ser elegidos previamente por los ciudadanos, en votaciones primarias, sino también los candidatos a diputados. Y además, éstos tienen que ser escogidos de manera nominal y directa, no en planchas o listas cerradas presentadas por las cúpulas de los partidos.

Es que las primarias no son sólo para presentar candidaturas únicas de un partido o coalición electoral, sino también para fortalecer la democracia, modernizar el sistema político y mejorar los mecanismos de participación ciudadana en la formación del poder. Sin embargo, ninguno de esos objetivos fundamentales se podría lograr y nada o muy poco se habría ganado con las primarias, si a los ciudadanos que participan en éstas se les niega el derecho a escoger personalmente a los candidatos de su preferencia y confianza, y se les obliga a votar por quienes los líderes de los partidos quieren que sean elegidos.

Estamos claros de que la votación por cada candidato a diputado ofrece algunas complicaciones técnicas, pero nada que no se pueda resolver. Si en Venezuela, donde la situación política es mucho más compleja que en Nicaragua, no sólo se hizo una votación individual por cada candidato a diputado sino que los ciudadanos inclusive pudieron presentar directamente candidatos, al margen de los partidos, respaldados con una determinada cantidad de firmas, ¿por qué no se podría hacer lo mismo en Nicaragua?

Por otra parte, si las primarias son para ampliar y fortalecer la participación democrática de los ciudadanos y contrarrestar la tendencia autocrática y dictatorial del Gobierno de Daniel Ortega, es inaceptable que se quiera impedir la participación en las primarias de algunos o de un determinado movimiento político. Tal es el caso de la Alianza Liberal Nicaragüense (ALN), a la que el PLC y otros partidos le quieren negar el derecho de participar en las primarias, porque ha hecho quórum con el FSLN en la Asamblea Nacional y ha votado a favor de proyectos gubernamentales. Esto es cierto, pero entonces también se debería excluir al PLC, que no sólo ha hecho quórum con el FSLN en la Asamblea y aprobado proyectos de interés gubernamental, sino que mediante el pacto le entregó todo el poder del Estado a Daniel Ortega y es por eso que la democracia está ahora amenazada de muerte.

A estas alturas del tiempo, ni siquiera hay certeza de que en las elecciones del próximo año habrá garantías de que el voto será respetado y que por lo tanto valdrá la pena participar en ellas. Sin embargo, las fuerzas políticas democráticas tienen que prepararse como si las elecciones del 2011 serán libres y limpias, e igual que si su participación será cuestión de vida o muerte. Y para eso hay que comenzar con la realización de unas primarias que sean realmente libres, limpias, participativas, incluyentes y confiables.

Opinion-La Prensa 13 de Julio 2010

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