miércoles, 2 de junio de 2010

Van las Primarias para Todos...

Opinión

Primarias para todos
La posibilidad de realizar elecciones primarias interpartidarias de la oposición, para escoger a los candidatos unitarios que se presentarán en las elecciones del próximo año —en el caso de que hayan elecciones libres y transparentes, con garantías para que participe en ellas la verdadera oposición— estuvo a punto de frustrarse por el planteamiento de dejar fuera de la consulta popular al candidato a Vicepresidente y a los candidatos a diputados en la circunscripción nacional, los cuales son 20 del total de los 90 que de acuerdo con la Constitución se eligen por votación directa de los ciudadanos.
Quienes proponían tal exclusión, consideran que el candidato a la Presidencia que resulte de las elecciones primarias, debe quedar en libertad de escoger a su compañero de fórmula, para evitar las recurrentes pugnas entre el presidente y el vicepresidente que envenenan, entraban y a menudo crean crisis en el ejercicio presidencial. En cuanto a los 20 candidatos a diputados de representación nacional, se dice que debían ser excluidos de las primarias a fin de que las directivas partidarias dispusieran de esas candidaturas para negociar posibles nuevos aliados o resolver tensiones internas. Y además dicen que de esa manera se evitaría que actuales diputados que quieran reelegirse pero resulten derrotados en las primarias, se vayan a negociar con el FSLN y vendan sus votos parlamentarios para la causa antidemocrática que impulsa Daniel Ortega.
Estos argumentos reflejan la pobreza de principios ideológicos y carencia de valores éticos en la política partidista, en lo cual no se diferencia la oposición del oficialismo orteguista. Eso, precisamente, es lo que explica el desprestigio de la política y la gran desconfianza de los ciudadanos en los partidos y en los políticos a título personal. Pero al mismo tiempo, demuestra la necesidad de practicar procesos que ayuden a la gente a recuperar esa confianza.
Realmente, en Nicaragua no existe actualmente una situación política ordinaria. Por el contrario, lo que hay es un estado de emergencia de hecho, una situación de acoso a la institucionalidad democrática y a la oposición, por parte de un partido totalitario y de un caudillo mesiánico carente de escrúpulos, que están empeñados en liquidar la democracia representativa y el Estado de Derecho. Ellos están decididos a destruir el sistema democrático poco a poco, como lo vienen haciendo hasta ahora, o drásticamente, como lo dijo Daniel Ortega a los líderes de la empresa privada en la reunión que sostuvieron en el Incae la semana pasada, en la que les pidió apoyo para disolver la Asamblea Nacional e imponer un Consejo de Estado corporativo con funciones colegislativas.
En una situación de emergencia política como la que hay actualmente en Nicaragua, la oposición tiene que actuar con autenticidad democrática, con claridad y firmeza, cerrando filas dentro de cada partido y uniéndose todos en la defensa de la democracia. Los políticos de la oposición tienen que hacer un gran esfuerzo por renunciar al tráfico de influencias, a las intrigas de cúpulas, a los dedazos de los caudillos, a la compra y venta de lealtades políticas. Y podrían comenzar realizando unas primarias en las que todas las candidaturas sean sometidas de manera transparente al escrutinio popular.
Las primarias tienen muchas virtudes y ofrecen bastantes ventajas hasta para los mismos partidos políticos, como lo señalamos en el editorial del lunes 17 de mayo recién pasado, titulado “Las primarias, difíciles pero necesarias”. Pero ante todo las primarias deben servir para restablecer la confianza de los ciudadanos en los partidos políticos, que se encuentra hoy en su nivel más bajo de toda la historia nacional. En realidad, las elecciones primarias sólo podrían ser válidas y eficaces si fuesen plenas y transparentes. Es decir, si todos los candidatos que se van a presentar en las elecciones nacionales fuesen previamente votados en las primarias, si se dejan fuera de las primarias las viejas mañas politiqueras que han degradado la política nacional y que son las causantes de que la sociedad nicaragüense se encuentre en las aflictivas circunstancias presentes.
No se puede limpiar la suciedad del piso enladrillado, con un lampazo sucio. Del mismo modo tampoco se puede reconstruir la democracia envilecida por el orteguismo, con procedimientos turbios y actitudes politiqueras. Las primarias tienen que ser plenas, transparentes y genuinamente democráticas. De lo contrario sería mejor no hacerlas.

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