martes, 11 de mayo de 2010

Hora de Definiciones

Hora de definiciones

Por Hamlett
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Derrotar al orteguismo en elecciones nacionales requiere de muchos factores, comenzando por la unidad de las fuerzas políticas. La suma de los votos liberales es la apuesta más sólida pero ante un adversario tramposo, habrá que multiplicar la cosecha de votos y extremar la organización popular.
Por eso es hora de que cada organización defina sus posiciones y diga de qué lado está. Ninguna agrupación es despreciable, cada una tiene algo que aportar y eso las compromete más a avisar con tiempo si serán parte del esfuerzo de construcción de un frente contra el Frente o jugarán su propia partida, sinónimo de hacerle el juego al orteguismo.
Los liberales están pasando por un momento muy delicado, los dirigentes de las corrientes más importantes han avanzado mucho en el acercamiento de sus intereses, aunque aún no las concreten en la firma de un acuerdo. De este proceso dependerá que el próximo año repitamos el escenario electoral del 2006 con dos partidos opositores tratando de vencer al orteguismo o si habrá dos fuerzas luchando por la supremacía nacional.
Tras casi un año de negociaciones entre el PLC y el Movimiento Vamos con Eduardo, parece que la división empieza a ser superada y que el abandono de las posiciones individualistas cederá a la escogencia de una fórmula en elecciones primarias.
Las reacciones al tan esperado pacto entre liberales ya provocó diferentes reacciones. El MRS se adelantó guardando un elocuente silencio oficial, mientras varios de sus miembros más destacados anunciaban la posibilidad de recurrir a la vía armada para frenar al orteguismo. El aviso no fue informado y menos consultado con sus aliados de la Asamblea Nacional. El PLC se mostró sorprendido y preocupado por el anuncio mientras el MVE-PLI no comentó nada, tal vez para no incomodar a sus más cercanos colaboradores o porque tampoco lo supieron antes.
¿Qué fue eso?
Una asamblea realizada el domingo pasado en Masaya, con la notable ausencia de Eduardo Montealegre, y del PLC –que no fue invitado- mostró el caos y los temores que el acercamiento entre liberales está ocasionando en un sector de la disidencia que se está quedando sin partidos, dirigentes y sin un norte.
El único lugar donde ahora caben, al menos una parte de los asistentes, es en el orteguismo, que ayer mismo abrió las puertas de sus medios al que ahora vemos más para allá que para acá: Enrique Quiñónez, quien está quedándose sin beatriz y sin retrato y con solo un callejón de salida, que lo está llevando directamente a los brazos de Daniel Ortega.
El oficialismo está lamentando el error cometido con Montealegre, a quien lograron sentar en la mesa de negociaciones con el presidente Ortega, mas no pudieron actuar con rapidez amarrando un nuevo pacto. Al menos entre los asesores de Montealegre no todo está perdido. Mauricio Montealegre, primo de Eduardo y quién lo acompañó a la casa de Ortega, confesó ayer que su reunión con el sandinista provocó menos reacciones negativas que las que tiene con Arnoldo Alemán. O sea, en el balance de los “anticuerpos” a Eduardo le resulta menos dañino verse a solas con Ortega, según el primo.
De allí que las definiciones deben ser rápidas y concluyentes. Si el MVE sigue pensando que aún pueden sacar una buena tajada de los cargos a espaldas del PLC, sepultarán la unidad a cambio de unos cuantos huesos carnosos del estado.
agazapados
El orteguismo está agazapado esperando el resultado de este proceso, mientras tantea por todos lados los flancos débiles de la posible unidad. Por ejemplo, no se han pronunciado públicamente sobre el llamado a las armas del MRS porque saben que los renovadores no podrán cumplir su amenaza y, además, porque esta situación causará ronchas entre los liberales, amantes de la paz y la no violencia, y en la Embajada de Estados Unidos en donde algunos creen que el MRS es la clase política del futuro.
En el variopinto escenario opositor resaltan otras fuerzas, como el Partido Conservador, cuya presidenta asistió el domingo a la reunión del Club Social anunciando que se lanzará a las primarias. ALN también es una incógnita y por la lección recibida en Masaya ahora saben que acostarse con un alacrán sólo les causará una picadura que podría ser mortal.
El PLI, una marca influyente en la política nacional, tendrá que decidir si navega solo o si mantendrá su alianza de hermandad con el MVE que, a fin de cuentas, no es un partido político y porque la posibilidad de que pierda la personería dependen de contar con la sombra de un buen roble o hacer mutis.
¿Les parece confuso? En apariencia, pero es un panorama más claro y esperanzador que hace tres años.

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