domingo, 23 de octubre de 2011

Carta pública a los nicaragüenses y confirmación-Hugo J. Vélez Astacio

Carta pública a los nicaragüenses y confirmación
que el mal anida en los dictadores


Hugo J. Vélez Astacio
21/octubre 2011
Queridos amigos nicaragüenses:
Al darles a conocer, un descubrimiento asombroso y sorprendente que acabo de descubrir en una foto del cadáver del dictador Gadafi, (ver fotos adjuntas en el siguiente orden 1,2,3), me permito trasmitirles unas letras a sobre el momento político determinante que vivimos, y que tiene relación con el dictador que hasta la fecha soportamos.
Favor leer antes de ver las fotos que indican que el mal anida en los dictadores.
Como bien dijo Henry Ruiz, la lección en relación a la muerte de Gadafi: "es que los dictadores terminan siendo muertos por la ira y el desprecio del pueblo ante los abusos, arbitrariedades y violaciones a los más elementales derechos humanos".
Los ciudadanos nicaragüenses, tenemos la obligación de no volver a permitir que se entronice otro dictador. A Somoza fue necesario hacerlo por las armas. Hoy cívicamente con el voto podemos lograr evitar que Ortega siga abusando del poder para reelegirse y así continuar con arrogancia y desprecio no prevalezca un Estado de Derecho, ni convivamos en Democracia, con Libertad y con respeto de los más elementales derechos de los ciudadanos.
Hoy tenemos una oportunidad de lograr que no se imponga la amenaza de otra dictadura dinástica, muy a pesar que están dispuestos a "realizar cualquier cosa, pero nunca dejar el poder" como le aconsejó el denunciado por crímenes de lesa humanidad, el tristemente célebre Tomas Borge.
Con el voto podemos hacer que desaparezca el sistema de corrupción institucional que rige y del cual se sustenta la administración del Orteguismo.
De ahí que ante las elecciones del próximo 6 de noviembre, es deber no permitir que se reelija el candidato ilegal de Ortega, a pesar de los bufones y travestis políticos socios acompañantes del funesto Pacto, y que su decisión sea por la fórmula del candidato legal que garantiza un gobierno para todos, con imperio de la Ley, con prevalecimiento de honestidad administrativa en concordancia a las evidencias y antecedentes de su vida empresarial, su vida privada y pública. Nos referimos a apoyar a la fórmula de don Fabio Gadea y Edmundo Jarquin (casilla 13), empeñados en el Progreso del país, con Justicia Social y conducta con ecuanimidad.
Confirmo y reitero que como ciudadano nicaragüense consciente, tengo la convicción y la confianza, (como igual lo manifestamos en conjunto con otros distinguidos amigos en recién Pronunciamiento en Respaldo razonado a la candidatura de Fabio Gadea y Edmundo Jarquin) "que la sabiduría de nuestro pueblo nos conducirá por la senda histórica de la libertad hacia una democracia permanente asentada en una verdadera y estable justicia social".

sábado, 15 de octubre de 2011

Palabras de "Presidenta" por Jorge Cuadra Venerio..

Verde mar, verde Caribe, verde montaña, nos dice doña Rosario desde su tarima enflorada inspirada en el inmortal Federico García Lorca, que ya había dicho antes, “Verde que te quiero verde. Verde viento. Verdes ramas. El barco sobre la mar y el caballo en la montaña.” Por lo menos la primera dama y presidenta no electa nos regala cultos mensajes electorales, aunque estos suenen a plagio.
Plagio = Imitación. ¿A quién estará plagiando doña Rosario con su poder presidencial que el pueblo no le ha concedido? ¿Será acaso a Eva Perón, la reina de los descamisados sindicalistas argentinos, o Eva Braun, la mente y el corazón de Adolfo Hitler?

Una cosa es segura: doña Rosario no admite una presidencia unicéfala. Lo comprueban sus mensajes electorales como aquel que dice: Con vos y vos y vos, somos dos. Lo único que podemos pensar es que esta presidencia bicéfala no fue más que un ejercicio para prepararse para la verdadera presidencia de dos cabezas. En 2007 el Presidente Ortega usó su dedo presidencial para cederle el 50% del poder, pero una vez que él haya sido reelecto inconstitucionalmente, la presidencia de doña Rosario va a ser sometida a la aprobación de una Asamblea Nacional dominada por los orteguistas e igualmente inconstitucional. Esa será la primera ley aprobada por la nueva Asamblea Nacional en donde el color fucsia predominará en el entorno legislativo.



Pero la campaña electoral de doña Rosario no solo se compone de versos y de frases existencialistas de filósofo de los sesentas. También es sucia, como la que está comenzando contra la fórmula que puede frustrar sus sueños de poder. “Yo apoyo el aborto terapéutico,” dijo el candidato a vicepresidente por la alianza PLI y esa es la frase condenatoria que según ella va a impedir que el pueblo vote por la fórmula de la esperanza. Necios, ridículos e hipócritas los autores de esa propaganda burda en boca
del Dr. Jarquín. Sus mentes pequeñas y vacías juegan con las palabras y se olvidan que también se mata con las violaciones continuas a la Constitución y con el dinero robado que le pertenece al pueblo. Y se mata más porque las órdenes emanadas de un dictador contra los que se le oponen y el dinero del pueblo robado por un corrupto matan a miles de personas inocentes.


Robarse el dinero de las arcas del estado para construir mansiones frente al mar y comprar carros de lujo, joyas preciosas y aviones privados y no para construir hospitales, mantener sus bodegas llenas de medicinas, construir escuelas y pagarle mejor a los maestros, enfermeras y policías, es más criminal que el aborto. Después de todo, ese rechazo al aborto es un acto de suprema hipocresía, cuyo único fin es tratar de congraciarse con la iglesia católica y de paso con parte del pueblo.
Son tan descabelladas las acusaciones que le hacen a la fórmula de la victoria, que llegan a llamar asesinos a Fabio Gadea Mantilla y a Edmundo Jarquín Calderón, cuando en realidad los asesinos son otros: En Febrero de 1976, el hoy Embajador de Nicaragua en Perú fue capturado por una patrulla de la guardia nacional. El guerrillero de ese entonces asesinó al teniente de la patrulla y acto seguido botó la pistola, levantó las manos y dando un grito mencionó su nombre: SOY TOMAS BORGE.


Esa era la oportunidad de convertirse en uno más de los muertos que nunca mueren y en mártir de la lucha contra la dictadura somocista. Pero el comandante Borge optó por la vida, sellando así el destino trágico de un sinnúmero de nicaragüenses que fueron sus víctimas durante los años de poder. Esos son los que se escandalizan por el aborto y son detractores amorales que ven la paja en el ojo ajeno y no ven la viga en el propio. Fariseos irredentos que siguen condenando a Cristo con sus políticas inescrupulosas y continuistas y sus conciencias de mercaderes inescrupulosos.
Y mientras doña Rosario sigue cantando el romancero gitano de Lorca adaptado a sus intereses políticos y don Daniel sigue hablando de las maravillas de un país que solo existe en su mente afiebrada, el pueblo se sigue muriendo de hambre, se sigue embruteciendo, sigue agonizando en las puertas de los hospitales sin asepsia y sin medicinas, sigue esperando que la mano del Dios de las naciones caiga con rigor de castigo sobre los que confunden cristianismo con autoritarismo, socialismo con dádivas caprichosas y solidaridad con egoísmo.


Jorge J Cuadra V

martes, 11 de octubre de 2011

TRAMPAS PELIGROSAS UN ESCRITO DE FABIO GADEA MANTILLA.

Trampas peligrosas

Querida Nicaragua: Dicen que los pueblos pueden estallar como los volcanes cuando se les cierran todos los caminos que conducen hacia la democracia, la legalidad, la tranquilidad y la paz social.
Es, según el decir popular, como cuando se hierve agua en un recipiente al que se le taponea la boca. El agua hirviendo no tiene salida y entonces el artefacto estalla produciendo un desastre en la cocina.

Nuestra historia está llena de situaciones en las cuales se le ha negado al pueblo su derecho a elegir gobernantes y se le ha impuesto un caudillo.

Unos más unos menos, los jefes de Estado y luego los presidentes desde el siglo antepasado, han padecido el síndrome del caudillismo.

Ni siquiera en los treinta años conservadores nos libramos de esto. Don Tomás Martínez se reeligió y unos años después, él y don Máximo Jerez intentaron derrocar al presidente don Fernando Guzmán. De manera que ni los treinta años conservadores se salvan del síndrome del cuartelazo, del levantamiento, del caudillaje.
Estamos en el siglo XXI y no hemos cambiado. Los procesos electorales siguen siendo aquí un verdadero problema, sucesión de leguleyadas para burlar la voluntad popular.

El caudillo de ahora ha destruido la institucionalidad de la nación. Domina los poderes judicial, electoral, casi el legislativo, la Contraloría, la Fiscalía, etc.


Solo quedan la Policía Nacional, y el prestigioso Ejército Nacional. Este último es una institución que prestigia a Nicaragua. Los civiles no hemos podido resguardar la institucionalidad de la nación. Han sido los militares quienes han logrado formar un órgano perfectamente institucionalizado y prestigioso que debería ser modelo para los poderes del Estado.

A pocos días de las elecciones aquí hay ofensas, rumores, mentiras, zancadillas, leguleyadas, amenazas de inhibiciones, estorbos para la debida observación electoral, muestras claras de que se está preparando un fraude.


Se pretende burlar la voluntad popular, arrebatarle al pueblo su derecho a elegir libremente, se taponean los caminos que conducen hacia unas elecciones limpias, se impide el juego democrático. Estamos repitiendo la historia de los siglos pasados. Los mismos caudillos con diferentes nombres, los gamonales que quieren entronizarse en el poder. Los mismos que hacen que los pueblos estallen y produzcan a los Sandinos, a los Benjamín Zeledón, a los Rigobertos. Son tan ciegos que ni siquiera examinan la historia para aprender del pasado y forjar un país diferente. Su ambición los hace pasar por encima de las leyes.
Es hora de abrir caminos, hora de propiciar que el pueblo pueda escoger libremente. Lo contrario es sumamente peligroso, porque los pueblos buscan otro tipo de salidas que a nadie convienen y que producen sufrimientos y angustias.

Los responsables de lo que pueda ocurrir son aquellos que cínicamente se burlan de las leyes, los que cambian los códigos y las reglas del juego a última hora, los que creen que tienen patente de corso para jugar con los intereses sagrados de la patria.
Esos serán los responsables de lo que pueda pasar cuando el pueblo se sienta burlado, engañado, herido, traicionado. Es hora de una seria reflexión. Todo por el bien de la patria.

El autor es director general de Radio Corporación.

domingo, 9 de octubre de 2011

Carta al presidente Daniel Ortega Por: Eduardo Enríquez


Señor Daniel Ortega,
presidente de la República.

Señor presidente, me imagino que lo primero que le extrañará es que no me dirija a usted con todos los títulos que sus simpatizantes lo invocan. He decidido no hacerlo porque hoy quiero tratar un tema muy serio con usted. Ojalá lea esta columna.

El sábado, en Chontales, usted dijo: “Hoy tenemos que cuidar esta paz más que nunca. Esta paz ha costado sangre, sacrificio para todos los nicaragüenses y, por lo tanto, debemos cuidarla, debemos cultivar esta paz”.

Señor presidente, usted tiene toda la razón. Usted que tuvo que recurrir a la clandestinidad para luchar contra una dictadura, y que fue presidente de este país cuando se desangraba en aquella horrorosa guerra civil sabe muy bien lo que han sufrido los nicaragüenses por la violencia.

Sin embargo, presidente, usted también sabe que las guerras en Nicaragua se han desatado porque los caudillos han pretendido perpetuarse en el poder. ¿Por qué tomó usted las armas? ¿Por qué el pueblo se alzó en armas en 1979? Porque estaba asfixiado por la dictadura somocista que ya se preparaba para entregar el poder a Anastasio Somoza Portocarrero. Además, estoy seguro que usted conoce bien todos y cada uno de los casos que han desatado violencia en Nicaragua. La inmensa mayoría, sino todos, se deben a actitudes que usted está replicando hoy.
Los nicaragüenses que no estamos de acuerdo con su proceder pensamos que usted quiere instaurar una dictadura similar a la que usted combatió en los años setenta, sin embargo, yo creo que usted debe pensar que lo que está haciendo es lo correcto para el pueblo y que para seguir haciendo lo correcto usted debe seguir en el poder ejecutivo.

Pero para impulsar el modelo de desarrollo que usted cree que es el más apropiado —aunque creo que repartiendo láminas de zinc no se llega a ningún lado— no es necesario que usted siga al frente del ejecutivo. Su partido es grande, tiene gente capaz y por muchos años más será influyente en la política criolla

Sin embargo, como le señalaba antes, su insistencia de quebrantar el andamiaje legal del país en aras del continuismo más bien pone en peligro la paz de esta sociedad, y con ella cualquier modelo de desarrollo.
En el 2006 usted pidió una oportunidad para gobernar en paz y aunque no ha sido tolerante con quienes no piensan como usted, la verdad es que ha tenido suerte. La economía mundial ha favorecido los precios de nuestros productos, una débil oposición no ha sido capaz de detener sus desmanes y en muchos mal llamados opositores ha encontrado más bien colaboradores. Al llegar al término de su mandato usted tiene un país económicamente estable aunque no tenga un crecimiento acorde con su potencial.
Sin embargo, presidente, este país está en ruinas institucionalmente y eso no garantiza el crecimiento económico a largo plazo, que es lo que se necesita para salir de la pobreza. Peor aún, si usted continúa por el camino del autoritarismo, tarde o temprano, la sombra de la violencia nos volverá a cubrir. Tal vez no mañana ni el próximo año, pero más temprano que tarde. Esto es lo que la historia nos enseña.

Usted habló de cuidar la paz porque consciente o inconscientemente siente que está amenazada, e irónicamente quien la está amenazando es usted mismo, véase en el espejo de la historia. Si usted rectifica ahora, designa a un candidato presidencial que no violente la ley, acepta la voluntad popular que se exprese el 6 de noviembre usted habrá garantizado la paz pues este es un pueblo pacífico que solo recurre a la violencia cuando no le dejan otra salida.

http://youtu.be/a3DhO7OMxUY

viernes, 7 de octubre de 2011

MENSAJE DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE NICARAGUA en ocasión de las elecciones nacionales del 6 de noviembre de 2011

MENSAJE DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE NICARAGUA en ocasión de las elecciones nacionales del 6 de noviembre de 2011

A los sacerdotes, religiosos, religiosas y agentes de pastoral, a los electores y candidatos de los diversos partidos políticos, nicaragüenses, hombres y mujeres de buena voluntad.


INTRODUCCIÓN
1. Como obispos de Nicaragua, no sólo experimentamos la alegre convicción de haber sido inmerecidamente «llamados a ser apóstoles de Cristo Jesús, por voluntad de Dios» (Gal 1,1), sino que también nos sentimos agradecidos por la acogida atenta que ustedes brindan a nuestra palabra, que no pretende ser sino una palabra humilde de amigos, padres y pastores. En esta ocasión queremos compartirles, como servicio de parte de la Iglesia, algunas reflexiones, maduradas en nuestra oración y en nuestra reflexión en común, acerca del actual proceso electoral y las próximas elecciones nacionales.
La Iglesia y el quehacer político social


2. En nuestro mensaje de abril del año pasado afirmábamos que «no podemos ni debemos quedarnos al margen de la historia en la búsqueda y la construcción de una sociedad más justa y más pacífica» (CEN, Mensaje del 23 de abril de 2010, 1). En efecto, la Iglesia no puede renunciar a esta tarea, aún a sabiendas de que corre el riesgo de ser mal interpretada, criticada, intimidada y hasta reprimida, en modo abierto o encubierto, por quienes se sienten cuestionados con nuestros pronunciamientos pastorales.
3. A partir de la fe en el Evangelio y fieles a nuestra responsabilidad pastoral, como obispos deseamos con este mensaje «llamar al sentido de responsabilidad de los laicos para que estén presentes en la vida pública, y más en concreto en la formación de los consensos necesarios y en la oposición contra la injusticia» (Aparecida, 508). Nadie debe permanecer apático en momentos claves de la historia patria, como son las próximas elecciones nacionales.

Objetivo de este mensaje

4. Conscientes de la importancia que tienen las próximas elecciones nacionales, en el contexto de la vulnerabilidad de nuestro sistema político y la historia de nuestra frágil democracia, deseamos con nuestro mensaje:
(a) Fortalecer desde la fe la capacidad reflexiva de los nicaragüenses y su sentimiento de amor a la patria, invitándoles a mirar la realidad como Abraham, quien «esperó contra toda esperanza» (Rom 4,18).
(b) Iluminar este momento histórico desde Cristo «la luz del mundo», para «no caminar en tinieblas» (Jn 8,12). Todos debemos ejercer el derecho al voto sin dejarnos llevar acríticamente ni por las figuras de mayor proyección mediática, pero sin garantía de estabilidad futura; ni por propuestas a corto plazo, de poca seriedad y difíciles de realizar.
(c) Motivar, a pesar de las sombras que han caracterizado este proceso electoral, a ejercer nuestro derecho al voto el día de las elecciones, con serenidad e inteligencia, sin perder la confianza en la fuerza de la verdad, porque sólo «la verdad nos hará libres» (Jn 8,32).


II. EL CONTEXTO DEL ACTUAL PROCESO ELECTORAL

democracia y elecciones



5. Vemos con satisfacción que los nicaragüenses tengamos la oportunidad de ejercer una vez más el derecho constitucional al voto. En sintonía con la doctrina social de la Iglesia, «apreciamos el sistema de la democracia, en la medida en que asegura la participación de los ciudadanos en las opciones políticas y garantiza a los gobernados la posibilidad de elegir y controlar a sus propios gobernantes, o bien la de sustituirlos oportunamente de manera pacífica» (Centesimus Annus,46).

6. Ciertamente la democracia no se limita al acto electoral, pues más que un sistema político esta es un sistema de valores, cuya validez «depende de la moralidad de los fines que persigue y de los medios de que se sirve» (Centesimus Annus, 46). No obstante, las elecciones nacionales representan un momento importante y deberían ser una ocasión en la que, con responsabilidad y tolerancia, fortalezcamos nuestra identidad nacional y los grandes valores democráticos de legalidad, justicia social y compromiso por el bien de la nación.

la observación electoral



7. En reiteradas ocasiones hemos insistido en la importancia de la observación electoral nacional y extranjera, para asegurar credibilidad al resultado de las elecciones e infundir confianza en el pueblo nicaragüense. Aun cuando el Consejo Supremo Electoral ha firmando un acuerdo con la Unión Europea y la Organización de Estados Americanos sobre las prerrogativas y obligaciones para los observadores-acompañantes acreditados, es lamentable que tal acreditación no haya sido concedida también, sin restricción alguna, a otros organismos extranjeros y nacionales.

los medios de comunicación social



8. Reconocemos la importante labor de los medios de comunicación social en este proceso electoral. Sin embargo, percibimos que en muchas ocasiones los líderes políticos manipulan la opinión pública a través de los medios. No faltan tampoco ocasiones en que se cae en un cierto «amarillismo» informativo por el afán de vender el medio. «La estima y valor moral de una comunicación no nace sólo de su contenido (…), sino también del motivo que la determina» (Communio et Progressio, 17).

sombras que oscurecen el proceso electoral


9. No pocos nicaragüenses están viviendo este proceso electoral con preocupación y temor. Y es nuestro deber de pastores recoger esas inquietudes del pueblo y discernir las causas objetivas que las producen. Señalamos entre otras las siguientes:

a)El descontento de innumerables nicaragüenses a causa de la forma tradicional de hacer política en el país. Amplios sectores sociales no confían en la franqueza de los líderes y partidos políticos, al no saber en realidad a qué intereses sirven y cuál es en el fondo lo que de verdad persiguen. Recientemente el Papa ha recordado que lo importante en definitiva para un político «no debe ser el éxito y mucho menos el beneficio material», y aun cuando el éxito sea la condición para llegar a ejercer el poder político, «el éxito está subordinado al criterio de la justicia, a la voluntad de aplicar el derecho y a la comprensión del derecho» (Benedicto XVI, Discurso al Parlamento de Alemania, 22.9.11).
b)La intolerancia, el desprestigio recíproco y hasta ciertos brotes de violencia que han caracterizado en algunos momentos la campaña de los partidos políticos. Es preocupante también el poco interés que han suscitado en la población, sobre todo en el mundo juvenil, los distintos proyectos políticos presentados por los partidos, algunos de carácter populista, otros poco realistas o con tendencia a privilegiar intereses personales sobre los sociales y, en el peor de los casos, alejados de las auténticas necesidades y expectativas de la población mayoritariamente pobre.
c)La queja de muchos ciudadanos en varias ciudades del país y que nosotros mismos hemos podido constatar, en relación con diversas anomalías en el proceso de cedulación: amplios sectores de la ciudadanía lamentan de haber encontrado grandes obstáculos para poder obtener su cédula, a tal punto que muchos todavía no la tienen; otras personas denuncian que en algunos lugares se han cedulado menores de edad.
d)El descontento y rechazo existente en un sector de la sociedad en relación con una posible ilegitimidad de candidatos a diputados y presidentes de la republica. A esto agregamos la desconfianza que existe en la ciudadanía frente al poder Electoral, la situación se torna grave. Todo esto ha creado un ambiente lleno de recelo y de prejuicios que pone en entredicho el carácter de legalidad, honestidad y respeto a la voluntad popular.

III. LA NICARAGUA QUE QUEREMOS

10. Desde siempre el ser humano ha soñado con una convivencia pacífica fundamentada en el derecho y la justicia. Este sueño se vuelve compromiso humano con la conciencia de que «el Señor es justo y ama la justicia» (Sal 11,7). Ha llegado a su plenitud con la vida, muerte y resurrección de Jesús de Nazaret, quien ha anunciado y hecho presente el Reino de Dios (cf. Mc 1,15), que es la buena noticia de que Dios interviene en la historia misteriosamente para transformarlo todo.

11. Iluminados por esa fe en el Reino de Dios ya presente en la historia, creemos que es válido vislumbrar con realismo la Nicaragua que con mucha esperanza añoramos y que exige de nosotros asumir desafíos concretos:

a) Una Nicaragua que redescubra y fortalezca su riqueza humana y moral «en un mundo que necesita una profunda renovación cultural y el redescubrimiento de valores de fondo sobre los cuales construir un futuro mejor» (Caritas in veritate, 21). Que en ella prevalezcan los grandes valores de respeto y defensa de la vida en todas sus formas, la justicia, el derecho, la verdad, la honestidad, la trasparencia, el diálogo, la equidad, la libertad, el respeto a las leyes y la solidaridad.

b) Una Nicaragua democrática y pluralista en donde exista un gobierno en el que el pueblo se sienta representado dignamente y que sea capaz de interpretar y responder a sus anhelos; un gobierno en el que realmente el poder soberano resida en el pueblo y en donde el Estado defienda y promueva el bien común de la sociedad (Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 1910).
c) Una Nicaragua en la que prevalezca el respeto a la Constitución Política y la integridad moral en las instituciones del Estado. Una Nicaragua en donde se respete la división de los poderes del Estado para evitar caer en la tentadora y peligrosa forma de ejercer el poder de modo absoluto, de tan amargos recuerdos en nuestra historia. «Es preferible que un poder esté equilibrado por otros poderes y otras esferas de competencia que lo mantengan en su justo límite. Es éste el principio del Estado de derecho en el cual es soberana la ley y no la voluntad arbitraria de los hombres» (Centesimus Annus, 44)
d) Una Nicaragua en donde la elección de los miembros de la Corte Suprema de Justicia del Consejo Supremo Electoral no estén condicionadas por ningún tipo de partidismo y posean tal integridad ética y autoridad moral que gocen de la confianza y respeto de la ciudadanía. Una Nicaragua en la que legisladores y jueces, libres de todo espíritu pactista y clientelista, posean « la capacidad de distinguir el bien del mal, y puedan así establecer un verdadero derecho para servir a la justicia y la paz» (Benedicto XVI, Discurso al Parlamento de Alemania, 22.9.11).
e) Queremos una Nicaragua en la que nadie se sienta extranjero, en donde nadie sea excluido de las oportunidades sociales por razón de afiliación política, ni que se vea obligado a dejar el país por razones económicas o políticas. Un país en el que todos puedan tener «un trabajo que permita satisfacer las necesidades de las familias (…), un trabajo que consienta a los trabajadores organizarse libremente y hacer oír su voz (…), un trabajo que asegure una condición digna a los trabajadores que llegan a la jubilación». (Caritas in Veritate, 63).
f) Una Nicaragua en donde todo ciudadano sea tratado igual ante la ley y al que le sean respetados sus derechos, no importando si es de la ciudad o del campo, si es blanco, mestizo, negro o indígena, si vive en el Pacífico o en las Regiones Autónomas del Atlántico.
g) Una nación con espíritu de superación en la que se privilegien procesos educativos a todo nivel, integrales, serios y de calidad. Una nación en donde el sistema de salud sea de alta calidad y al alcance de todos los sectores sociales. Una nación en la que la actividad económica no sea concebida como el ámbito en «donde el más fuerte avasalle al más débil» (Caritas in veritate, 36). Una nación en done el sistema del seguro social sea sólido, moral y económicamente, que no aparezca como dador de limosna en las manos de los adultos mayores que exigen con su jubilación algo que les pertenece en justicia. Un país en donde los recursos naturales sean protegidos con visión del mañana pensando en las futuras generaciones.
h) Una Nicaragua con una política internacional responsable del derecho, en la que se garantice la soberanía e independencia política y económica del país, las buenas relaciones con la comunidad internacional, la importación y exportación de recursos necesarios para la buena marcha de la economía y el respeto a la dignidad del extranjero que venga a nuestra patria.
i) Una Nicaragua en donde se respete la libertad de expresión, no se atente contra la sostenibilidad de los medios de comunicación social y no se excluya a ningún medio por razones ideológicas ni políticas. Una Nicaragua, en fin, en la que haya libertad de culto, en donde prevalezca una relación independiente, respetuosa y de colaboración mutua entre el gobierno y la Iglesia, sin manipular ni ignorar los valores y expresiones cristianos que constituyen la raíz más profunda de la sociedad nicaragüense.

IV. CUATRO EXHORTACIONES

12. Nada «justifica en lo más mínimo ni la ausencia ni el escepticismo de los cristianos en relación con la cosa pública» (Christifideles laici, 42). Estamos convencidos de que la mejor opción para el presente y el futuro de Nicaragua es participar en las elecciones. Por eso exhortamos a todos los nicaragüenses en edad constitucional de votar, a no renunciar bajo ningún punto de vista a ejercer su derecho ciudadano al voto, para fortalecer la democracia y ser responsables de nuestro futuro como nación.
13. Exhortamos al Consejo Supremo Electoral a ejercer sus funciones con responsabilidad y honestidad, actuando con tal transparencia en el escrutinio de los votos que no permita ni la más mínima duda acerca del respeto de la voluntad popular en estas elecciones.
14. Recordamos a los partidos políticos y a los diversos candidatos que “han de promover todo lo que, a juicio suyo, se requiera para el bien común; pero en ningún caso traten de anteponer sus propios intereses al bien común” (Gaudium et Spes, 75). Los exhortamos a que presenten al pueblo sus propuestas políticas con claridad y realismo, sin manipular ni usar a la gente y en el marco del respeto recíproco frente a los otros contendientes.
15. A nuestros más cercanos colaboradores, nuestros amados sacerdotes, los invitamos a asumir en este momento como parte del trabajo evangelizador la formación de la conciencia política de los fieles laicos a la luz del evangelio y la doctrina social de la Iglesia. Los exhortamos a no tener miedo, a respetar las distintas opciones políticas de los ciudadanos y a no identificarse con ninguna ideología o grupo político.

V. CRITERIOS PARA VOTAR Y PERFIL DEL BUEN CANDIDATO

16. El voto de cada uno y de cada una de las nicaragüenses debemadurar a través del esfuerzo por informarse sobre la realidad en diálogo con otros ciudadanos, debe ser reflexionado con inteligencia crítica frente a las distintas propuestas de los partidos y candidatos y, finalmente, depositado en la urna desde el secreto de la propia conciencia, con libertad y sin temor alguno.

Propuestas políticas


17. A la hora de decidir el voto hay que inclinarse por aquellos programas políticos en los que el respeto a la Constitución Política y el Estado de derecho de la nación sean una prioridad. Debemos apoyar propuestas basadas en el respeto a la dignidad de la persona humana y a sus derechos fundamentales, en donde las instituciones estatales estén realmente al servicio del bien común y en las que haya sincera preocupación por liberar a la política de toda sombra de corrupción, «que es una de las peores deformaciones del sistema democrático» (Sollicitudo rei socialis, 42).

18. Hay que apoyar programas políticos que incluyan entre sus prioridades la justicia social, la promoción de trabajo digno y estable para todos y el mejoramiento de la calidad de vida de las mayorías más necesitadas de nuestro pueblo, entre los que destacan la preocupación por programas de salud y de educación, a los que tengan acceso todos los sectores sociales.

19. No podemos dejar de recordar que hay exigencias éticas irrenunciables para un cristiano, por lo que no puede dar su voto a programas políticos en los que se promuevan leyes civiles que favorezcan el aborto y la eutanasia y que no privilegien la tutela y promoción de la familia, fundada en el matrimonio monogámico entre personas de sexo opuesto.
Perfil de un buen candidato


20. Además de prestar atención a los distintos programas de gobierno, hay que tener en cuenta el perfil de los candidatos. Hay que conocer su vida, lo que ha hecho por nuestro país, la historia de cada uno y de sus equipos y su propia competencia para gobernar con justicia y honestidad. Que nuestro voto sea por un candidato que respete la Constitución Política del país y de sus instituciones democráticas, que sepa gestionar con responsabilidad las relaciones internacionales de la nación y que no tenga un historial de corrupción. Debemos preferir un candidato que tenga sensibilidad ante el sufrimiento de los más necesitados y que sea respetuoso de los derechos humanos, culturales y ambientales. Un buen candidato es aquel que, siendo firme en sus propias convicciones, no se cierra en sus ideas ni es intolerante frente a los demás, sino que pone siempre adelante el bien de todo el pueblo por encima de los intereses de su organización o partido.

CONCLUSIÓN



21. Queremos concluir nuestro mensaje volviendo los ojos a María Inmaculada, la Purísima Virgen Madre de Dios. A imitación suya, «debemos esforzarnos por ver y comprender siempre a las personas, las relaciones sociales y los procesos políticos desde la perspectiva de Dios y de su voluntad» (C EN, El Magnificat: una oración para tiempos nuevos, n. 12). No claudiquemos, convencidos del poder de la oración y de la intercesión de María, en la cruzada del Santo Rosario que hemos iniciado desde hace algún tiempo por nuestra patria y que en estas semanas enriqueceremos con la oración anexa para las elecciones. A Ella, madre de Nicaragua y de todos los nicaragüenses, le dirigimos nuestra plegaria en este día que la celebramos bajo el título de la Virgen del Rosario: «Bajo tu amparo nos acogemos Santa Madre de Dios, no desprecies nuestras súplicas en las necesidades, antes bien, líbranos de todo peligro. ¡Oh Virgen Gloriosa y bendita! Amén».

Dado en Managua, a los siete días del mes de octubre del 2011, «año de encuentro con Cristo en la Palabra».

Firman todos los Obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua.

miércoles, 5 de octubre de 2011

FRAUDE ELECTORAL VRS CRIMEN DE LESA HUMANIDAD EN NICARAGUA

Fraude Electoral vrs Crimen de Lesa Humanidad en Nicaragua.

El fraude electoral, ha sido desde siempre un método empleado por los grupos e individuos que buscando un medio para legitimar su acceso al poder político o a otro órgano de gobierno, sea este estatal, paraestatal o incluso privado.

Ante la luz de los acontecimientos actuales, esta bien claro que sólo se reconocen los gobernantes que han logrado acceder al puesto de mando, mediante el apoyo popular manifestado en cifras favorecedoras de un proceso electoral.
Por tanto, el elemento clave aquí, que permite entronar o destronar a un gobernante o un gobierno, es el resultado de una votación.

Ahora bien, este elemento, resulta muy frágil en el momento de operativizarse en Nicaragua. Se han desarrollado innumerables códigos electorales, métodos electorales, técnicas electorales, instrumentos electorales y controles electorales para garantizar que el proceso se verifique bajo condiciones idóneas, pero en realidad, sólo son medidas que si bien precautelan la manipulación de la elección, no garantizan en definitiva que se de el fraude a como se están dando últimamente con muchos obstáculos a los partidos de oposición.
Uno podría suponer que si la mayor parte de las legislaciones y códigos penales de los diferentes países del mundo, consideran al fraude electoral como delito, los sujetos y las organizaciones se abstendrían de realizarlo. Pero es iluso pensar esto con las leyes nicaragüenses que esta en manos de magistrados afines al partido gobernante.


La esencia del ser humano, como Hobbes decía, no es precisamente de las más virtuosas, y por tanto, fácilmente cae en la tentación de cometer una acción típicamente antijurídica, de manera dolosa para el caso, si como resultado de aquello, puede conseguir, mediante el favor del favorecido, riquezas, fama y poder al considerar por ejemplo que los jets no son tan caros a como lo ha dicho el propio presidente de facto del CSE.


Los delitos electorales, deben ser asociados a los delitos comunes, en tal sentido, se deberá juzgar de la misma manera. Sus penas deben ser bastante benignas, y en la mayor parte de los casos la prescripción de la acción penal debe ser no muy extendida. En consecuencia, la comisión de un delito electoral, sobre todo si se tiene como garantía la protección y simpatía, cuando no complicidad del vencedor, normalmente no tiene mayores riesgos para los que lo cometen.
Sin embargo, debemos preguntarnos si este tipo de delitos, no deberían ser considerados delitos o crímenes de lesa humanidad en el caso de las elecciones en Nicaragua.

Un crimen de lesa humanidad, tal como lo define el Estatuto de Roma, comprende una serie de conductas que afectan seriamente la integridad y salud tanto física y mental del individuo, siempre que dichas conductas se cometan como parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil y con conocimiento de dicho ataque. Pero el fraude electoral, no está dentro de las conductas taxativa o enunciativamente comprendidas.
Los crímenes de Lesa Humanidad, tienen características propias, dentro de las que podemos referir las siguientes:

Sujeto activo: funcionarios públicos o servidores públicos y organizaciones políticas tácitamente implícitos con activos del estado en función propagandística y en otros casos intimidatorios.


Sujeto pasivo: la población o sociedad civil al sujetarlos a la conducta del gobernante de turno paralizar el transporte público para índole propagandística.


Tipicidad: la acción debe ser ejercida de manera generalizada y sistemática, y lesionando el interés e integridad colectivos.
Es decir, todos los elementos que se mencionan, encajan perfectamente con los elementos y efectos que produce el delito del fraude electoral.

¿Por qué no, entonces considerar al fraude electoral como un crimen de lesa humanidad?

Es la pregunta que me hago, y que motiva este artículo. ¿Porqué no considerar al fraude electoral como algo que atenta contra los cimientos mismos de una sociedad, al imponer sobre ella al gobernante de turno con su candidatura ilegal e inscontitucional o un grupo de individuos como son los magistrados de los distintos poderes del estado que son elegidos de dedo y no por sufragio y que no reflejan la decisión del soberano, es decir, del pueblo?




La imposición de este gobierno que no reflejan el sentimiento y el pensar de las mayorías de una sociedad, puede llevar a que este gobierno, amparados bajo el rótulo de democrático, rótulo adquirido injusta pero impunemente, y mediante el uso del aparato estatal, impongan un modelo que contraría los anhelos, fines y objetivos de un pueblo. Se resiente la esencia misma de cada individuo, como parte del todo de la sociedad mayoritario.


El fraude electoral, y para no hacer de esto algo más largo, porque el formato no da para aquellos, debería plantear para los juristas, politólogos, sociólogos, y otros profesionales conexos, una seria valoración en cuanto a su incorporación dentro de los crímenes de lesa humanidad.


El fraude electoral, debería ser un delito imprescriptible en Nicaragua, es decir, sin posibilidad a que su juzgamiento sea impedido por el transcurso del tiempo que extinga la facultad de accionar el Ius Puniendi del Estado, además, debería ser retroactiva la facultad para investigar la comisión de este tipo de delitos. Que la norma no beneficie a aquellos que se beneficiaron de ella para disfrute personal y perjuicio de colectividades enteras.


(Thomas Hobbes-(filósofo ingles) Tradicionalmente se ha considerado la obra política de Hobbes como la fundamentación teórica del absolutismo. Ius puniendi es una expresión latina utilizada para referirse a la facultad sancionadora del Estado)

domingo, 2 de octubre de 2011

EL CAMALEONISMO DE INSULZA

La Organización de Estados Americanos, conocida por sus siglas como OEA, tiene su residencia en la ciudad de Washington. Es el equivalente, en alcances y metas, de la ONU y tan inútil como ella.
Es la organización regional más antigua del continente americano, ya que se remonta a la primera Conferencia Internacional de Estados Americanos, celebrada en Washington D C en Octubre de 1889 a Abril de 1890. Allí se aprobó la creación de la Unión Internacional de Repúblicas Americanas. La carta de la OEA se suscribió en Bogotá en 1948 y entró en vigor en Diciembre de 1951.
La Carta de la OEA contiene muchos propósitos, siendo los más importantes: La preservación de la paz en el continente. Organizar la acción solidaria entre los Estados Miembros en caso de agresión. Promover y consolidar la democracia representativa, dentro del respeto al principio de no intervención.
El propósito que más interesa es el tocante a promover la democracia representativa en los Estados Miembros. Ahora bien, desde que la Constitución o Carta Magna es lo más sagrado en toda democracia, el apego y el respeto a esta es parte primordial de los propósitos de la OEA.

Pero últimamente, bajo el mando del Secretario General, José Miguel Insulza, la promoción y la consolidación de la democracia se ha puesto en precario debido a la dualidad del Secretario General, que interpreta el cumplimiento de la Constitución según su muy particular punto de vista y no a los artículos que la Constitución contiene.
Recordemos su actuación de Honduras, cuando patriotas preocupados por el futuro de su país, no dudaron en derrocar al Presidente Zelaya porque estaba violentando la Constitución de su país al promover acciones prohibidas por la misma que comprometían seriamente el futuro de la democracia en Honduras. Civiles del Congreso Nacional unidos a militares con poder derrocaron a Zelaya y el señor Insulza se le vino encima al gobierno de Micheletti, al extremo de comparar a Honduras con la Cuba dictatorial de Fidel Castro al expulsarla del seno de la OEA.


Allí vimos a un Insulza fanático contra el incumplimiento de la Constitución de Honduras, porque según él se dio un golpe de estado al poder constitucional y eso es imperdonable. Honduras sufrió y soportó el rechazo de prácticamente todo el mundo occidental.

José Miguel Insulza arribó a Nicaragua el día de hoy e inmediatamente suscribió acuerdos con el Presidente Ortega que tienen que ver con el “acompañamiento” de las elecciones del 6 de Noviembre del corriente año. En ese momento quedó plasmada la dualidad del Secretario General. Quedó plasmada la poca importancia que en realidad tiene con el cumplimiento de la Constitución.
En esta farsa de elecciones que nace viciada por el hecho indiscutible de la inconstitucionalidad de la reelección del Presidente Ortega porque el artículo 147 se la prohíbe por partida doble, queda expuesto el camaleonismo de José Miguel Insulza. Para él en Honduras se violó la Constitución y había que castigar a los que la violaron, pero en Nicaragua para el señor Insulza no hay Constitución que violar y se presta a hacer la comedia de vigilar unas elecciones que nunca debieron existir.


Insulza llegó a Honduras a reprochar a los que actuaron según su conciencia en defensa de su patria.

Insulza llegó a Nicaragua a abrazarse con el infractor de la Carta Magna y a hacerle el favorcito de legitimar una reelección inconstitucional, ilegítima e ilegal.
Insulza llegó a Honduras a cooperar con la implantación de la dictadura del socialismo del siglo XXI y vino a Nicaragua a promover la primera dictadura, de consecuencias impredecibles, del siglo XXI.
José Miguel Insulza en un CAMALEON que desprestigia más a la OEA. ¿Merece ser su Secretario General? Para lo poco que ahora significa la OEA, creo que sí.


Jorge J Cuadra V